Hoy pareciera que el concepto más utilizado e interesante del momento es el de la Inteligencia Artificial, la cual no es algo nuevo sino que fue un término ya acuñado por Alan Turing en 1950, y que también fue utilizado también por John McCarthy en la misma década del siglo pasado.
Un concepto presente mucho más interesante es el de Inteligencia Aumentada, que suma y combina la Inteligencia Artificial con la Inteligencia Humana, y que necesita de la segunda para potenciar a la primera y ponerla en valor.
Pero esa Inteligencia Humana va mucho más allá de los meros conocimientos técnicos y/o del coeficiente intelectual de una persona. De hecho Howard Gardner ya nos hablaba de las Inteligencias Múltiples, planteando los 8 tipos de inteligencias de los seres humanos, que van desde la lógico-matemática a la naturalista.
Entre esas inteligencias destacan algunas que tienen que ver con la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Social de las personas:
Por ejemplo, la inteligencia interpersonal de Gardner implica la capacidad de entender a las demás personas e interactuar efectivamente con ellas. Esto se alinea directamente con el concepto de inteligencia social que vamos a desarrollar más adelante. También la inteligencia intrapersonal, que se refiere a comprenderse bien a uno mismo, y reconocer las propias emociones. Y deberíamos incluir también la inteligencia lingüística, que nos permite comunicarnos adecuadamente con los demás a través del lenguaje. Y es por supuesto esencial para establecer vínculos sociales positivos y continuados.
En los años 90, los psicólogos norteamericanos Peter Salovey y John Mayer acuñaron el término de Inteligencia Emocional, sin embargo, si hay un autor reconocido por divulgar el concepto de Inteligencia Emocional a nivel internacional, ése es Daniel Goleman, quien en 1995 publicó su libro homónimo (Inteligencia Emocional), el cual popularizó el término, su alcance, su explicación y base científica y la importancia que tiene la misma en la vida diaria de las personas.
Como nos indica Goleman, el coeficiente emocional de una persona es más relevante que el coeficiente intelectual, y acaba siendo uno de los aspectos e indicadores diferenciales en el éxito y reconocimiento, tanto a nivel laboral como social.
Goleman ha realizado amplias investigaciones sobre las bases neurológicas de la inteligencia emocional y ha promovido su aplicación en educación, liderazgo y desarrollo personal y organizacional. Es uno de los psicólogos y periodistas científicos más influyentes de las últimas décadas. Y ha profundizado en el concepto de la I.E. en otras obras como “Inteligencia Emocional en la Práctica” e “Inteligencia Social” (todas recomendables para l@s interesad@s en la materia).
Hoy quiero plantear algunas de las claves que encontramos en sus investigaciones, sintetizando los aprendizajes que podemos tomar para aumentar esta capacidad a nivel individual y colectivo. Porque esta inteligencia es algo que se puede entrenar y trabajar. Esto lo cuento y lo puedo asegurar en primera persona, ya que que debo reconocer que en mi adolescencia y juventud me “sacaba” con facilidad, y no era consciente de que me dejaba llevar por las emociones subyacentes y actuar de manera impulsiva, y en muchas ocasiones, agresiva.
Y no es que haya dejado de tener esas emociones, y a veces puedo actuar desde el enojo o desde el miedo, pero he aprendido a reconocer esos “estímulos” y a canalizar esa energía de forma más constructiva, buscando resolver el asunto en cuestión y cuidando de no dañar a otra/s persona/s con mis respuestas.
Inteligencia Emocional. ¿Qué podemos hacer para desarrollarla?
Lo primero es saber que se puede, y que es un proceso acumulativo en la vida, a partir de nuestras experiencias, y del ejercicio de conocernos y trabajarnos internamente.
No vamos a entrar en el funcionamiento de nuestros cerebros y sus funciones, en sus circuitos neuronales y la explicación biológica, pero sí vamos a rescatar las cuestiones fundamentales a tener en consideración para comprender el alcance de esta inteligencia y utilizarla a nuestro favor (lo cual va a favorecer también a otros!).
Podemos decir que una persona es inteligente emocionalmente, cuando es capaz de establecer contacto con sus sentimientos. El comprenderlos y conducirlos adecuadamente, influyen en su conducta, mejorando en consecuencia su calidad de vida. Podríamos utilizar del símil de que somos un carruaje o diligencia (y es que se trata de ser diligentes!), en el cual los caballos serían las emociones que “tiran” de nosotros, y que si no sabemos controlarlos, marcarles el ritmo y la dirección, se nos pueden “desbocar”, y eso nos puede llevar a “chocar” peligrosamente, o puede darse el caso de que anden “fundidos” sin una buena nutrición, hidratación y descanso. Por eso es importante saber quién lleva las riendas, quién establece el rumbo, marca el ritmo adecuado al que se quiere o se puede avanzar, y sabe frenar a tiempo o ajustar las riendas cuando es necesario, o cuando nos podemos estar desviando del camino.
A su vez, la inteligencia emocional también logra reconocer y entender las emociones de los demás, sabe ponerse en su lugar y responder en la forma adecuada a sus estados de ánimo, motivaciones y deseos.
Por ello podemos hacer el siguiente “esquema” de las competencias emocionales:
1. Personales
(Inteligencia Intrapersonal: el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos)
Conciencia de uno mismo
Autocontrol
Motivación
Sociales
(Inteligencia Interpersonal: el modo de relacionarnos con los demás)
Empatía
Habilidades sociales
Asertividad
Para profundizar en este concepto de inteligencia emocional, y sabiendo que es algo que podemos aprender a gestionar, les comparto el siguiente abordaje conceptual:
La I.E. es una Metahabilidad (más allá de una!): es el conjunto de habilidades entre las que destacan entre otras: el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía y la capacidad de automotivación. ¿Te parece que son relevantes?.
Y si vamos a hablar de emoción, debemos saber que su origen etimológico viene del latín “movere”, lo que nos mueve, el movimiento hacia (e-motion). Ya que en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción, algo que nos moviliza.
La emoción se define como un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada.
Las emociones se generan habitualmente como respuesta a un acontecimiento externo o interno, y nos brindan información si aprendemos a reconocerlas y atenderlas.
Existen 5 emociones básicas:
Cólera
Miedo
Tristeza
Amor
Alegría
¿Cuáles de estas nos “contagia” cada día la TV, la radio, la prensa? ¿de qué conversaciones y tipo de emocionalidad nos estamos rodeando? ¿a quién escuchamos y qué nos está generando? ¿Qué “impactos” emocionales recibimos? ¿y qué emociones cultivamos o alimentamos en nosotr@s (consciente o inconscientemente?).
Debemos saber que todo mensaje tiene un componente racional y un componente emocional. Uno, debiera “nutrir” nuestra mente, y el otro, nuestro corazón.
“ Toda emoción tiene su manifestación y cumple una función determinada”.
Y es que ante una “amenaza” percibida externa (antes era un depredador que no podía aparecer, hoy es una noticia que podemos escuchar o alguien que nos cruza en la ruta), nuestras respuestas “automáticas” e “inconscientes” están ya instaladas: parálisis, huida o ataque. Y esta respuesta emocional es más rápidas que nuestro procesamiento emocional, ya que forma parte de nuestro “patrimonio genético” como especie para garantizar nuestra supervivencia. Lo bueno es que, como seres racionales en evolución, nos damos cuenta que podemos detectar estas “alarmas” y elegir la mejor respuesta ante cada caso, teniendo la capacidad de procesar y elegir la forma de reaccionar a esta situación de la mejor manera para el logro de nuestros fines.
“El que se encabrona, pierde!!”
¿Lo han escuchado alguna vez?
Es lo que técnicamente se llama “embargo emocional” o “secuestro emocional”, y que coloquialmente decimos “se me salió la cadena” o “me salió la tanada”, y lo contamos como si no pudiéramos hacer nada al respecto o sacándonos la responsabilidad de una reacción que puede agravar un problema y/o desgastar o dañar una relación, porque llegamos a decir y hacer cosas que “en calma” no pensamos ni sentimos.
¿Sos dueño o esclavo de tus pasiones?
“El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo”.
Séneca
Y vos… ¿hacés algo al respecto? ¿sabías que hay un círculo que se retroalimenta entre creencias, pensamientos, emociones, palabras y acciones? ¿ y que eso se plasma y representa en tu realidad, actual y futura?.
Che, ¿y esto para que nos puede servir en Argentina?
Este conocimiento deber servirte a ti (a vos!) para que puedas actuar de la manera más consciente y responsable, eligiendo los impactos que recibes, cómo los procesas y cómo elegís responder y actuar en consecuencia. Eligiendo cuáles querés que sean las emociones predominantes en tu vida, y “afectar” positivamente a otros a través de tu emocionalidad en las relaciones y conversaciones que tenés.
De hecho, imaginate que aplicamos los 5 Pilares de la IE a nivel general en el país:
Reconocer las propias emociones (Autoconciencia)
Saber manejar las propias emociones (Autocontrol)
Utilizar el potencial: perseverar (Automotivación)
Saber ponerse en el lugar de los demás: empatizar
Crear relaciones sociales productivas
¡Qué diferentes que serían nuestras conversaciones, interacciones y la percepción de nosotros mismos como con-ciudadanos!, ¿verdad?. Y te aseguro que se puede.
¿Sabías qué? Diversos estudios revelan que nuestras actitudes están determinadas en un 10% por factores externos y en un 90% por nuestra propia mente. Efectiva-mente!!
¿Y la Inteligencia Social?
La inteligencia social es la capacidad de entendernos a nosotros mismos y a los demás, y cómo interactuamos eficazmente con l@s otr@s. Incluye entre otras competencias la empatía, la conciencia social, las habilidades sociales, etc.
Las personas con alta inteligencia social suelen ser más exitosas en sus relaciones y carreras, porque en el mundo no vivimos solos y necesitamos de los demás. Y cuanto mejor aprendamos a vincularnos en los diferentes planos en los que necesariamente participamos (familiar, social, laboral, deportivo, …) mejores resultados obtendremos, generaremos relaciones más enriquecedoras y productivas, tendremos conversaciones más constructivas, y por supuesto forjaremos lazos de unión más fuertes y estables.
Esto nos lleva a desarrollar nuestra conciencia social (capacidad de percibir y entender a los demás) y la inteligencia social/interpersonal propiamente dicha (capacidad de interactuar bien y obtener los resultados deseados).
Como les decía, esto es algo que se puede aprender y entrenar (si realmente queremos ser buenos jugadores de “Equipo” y crecer en nuestro desarrollo emocional y bienestar personal).
Y esto nos lleva al campo de la Inteligencia Colectiva.
Ya habrán escuchado esto de que “No hay nadie más inteligente que todos nosotros juntos”. Pero para eso hay que ser y sentirnos como un equipo y funcionar como tal.
Esta inteligencia colectiva manifiesta cuando varios individuos trabajan juntos para resolver problemas o tomar decisiones. Y es, por tanto, una poderosa herramienta a la que podemos acceder cuando las mentes de una comunidad se unen para resolver problemas en forma conjunta y tomar decisiones de manera colaborativa.
¿Qué les parece? ¿La deberíamos empezar a desarrollar… ya?!!
A partir de ahí vamos a lograr otro nivel de Emociones Colectivas, las cuales se explican desde una perspectiva sociológica y psicológica como los sentimientos compartidos que surgen dentro de un grupo social o una colectividad/país.
Desde la sociología, se considera que las emociones colectivas juegan un papel fundamental en la creación de las identidades grupales y en la motivación para la acción colectiva. Esto es, lo mismo que se vive y se genera en un Mundial de fútbol, pero todos los años!! y cada día!. Orgullo de pertenencia y saber quiénes somos.
“Juntos más allá del Mundial”
Porque estas emociones compartidas refuerzan los lazos grupales y la cohesión social, cuando son positivas. En cambio podemos percibir qué tipo de emocionalidad se genera (no ahora, sino desde hace ya mucho tiempo) entre tantos y tantos “opinadores” y aquellos que establecen la “agenda” de temas a tratar y su tono.
Algunas de las formas para influir positivamente en las emociones colectivas de un país y fomentar el compromiso hacia un proyecto compartido pueden ser:
Promover activamente valores y símbolos que generen orgullo, esperanza e identidad nacional. Por ejemplo, difundir los logros históricos, culturales y sociales, exaltar historias de superación y solidaridad, etc.
Impulsar eventos y celebraciones que permitan experiencias emocionales positivas compartidas, como fiestas patrias, eventos deportivos, días de familia, festivales culturales, etc.
Incentivar la participación ciudadana activa en proyectos colectivos, escuchando propuestas y abriendo canales directos para sumar ideas y sugerencias de la ciudadanía más comprometida.
Liderar con el ejemplo, con autoridades guiando con valores como integridad, trabajo por el bien común, austeridad y cercanía con las personas.
Reforzar los lazos de solidaridad y ayuda mutua entre distintos grupos sociales, enfatizando la empatía, la no discriminación y la inclusión.
Comunicar de forma clara, transparente y constante sobre los planes, avances y dificultades de los proyectos colectivos. Generar confianza.
Fomentar el optimismo y la orientación positiva frente a crisis y problemas.
Reforzar la resiliencia, actitud proactiva y sentido de eficacia colectiva.
Estos últimos puntos, no son de mi autoría, sino que se los debo a la ya mencionada Inteligencia Artificial, a la que le he pedido una mano para evitar cualquier tipo de carga ideológica o subjetiva de mi parte. Y es que como decía Ortega y Gasset “sería objetivo si fuera objeto, pero soy necesariamente subjetivo porque soy sujeto”.
Como verán termino este post, con el ejercicio de “Inteligencia Aumentada” que les proponía al principio. Y para seguir con las buenas costumbres, les dejo a continuación una serie de frases y reflexiones sobre lo aquí planteado.
“La mente de un hombre, ensanchada por una nueva idea, nunca puede volver a las dimensiones originales.”
Oliver Wendell Colmes Jr.
“Las emociones tienen una definición de alto rendimiento que se halla presente en el núcleo de casi todas las organizaciones punteras, pero mal conocida o escasamente valorada en la mayoría de las demás.”
Joseph Harmond
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”
Aristóteles
“Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.”
Aristóteles
"Las reglas elementales de la cortesía son muy simples: alabar lo bueno de los otros, suprimir los reproches, dar importancia a los demás, y prestarles atención."
Conde Hermann Alexander von Keyserling
Gracias como siempre por leerme.
Gracias también si te comprometés con desarrollar tu Inteligencia Emocional y Social.
Nuestra Inteligencia Colectiva también te lo agradecerá!!!
Un fuerte abrazo y buen fin de semana,
I.C.