Ya presentamos en el post anterior el origen del coaching. Muy bien, ¿y el destino?. Conocemos los fundamentos de la metodología, pero… ¿cómo llevarla a cabo de forma generalizada?. Y ¿quiénes son los Sócrates en esta “cruzada”?.
Voy a intentar responder estas preguntas desde la última. Considero que los invitados a esta iniciativa somos tod@s (recuerda que cuando el gaucho te señala, hay un dedo que te apunta a vos y son tres los que le apuntan a él… que te lo está diciendo)
Por ello la decisión de descubrir y construir la propia identidad, de elegir el camino que se quiere transitar, los objetivos que se quieren lograr, las conversaciones y compromisos que se deben asumir para ello, y los principios, valores y conducta que deben guiar ese transitar hacia una mejor versión (propia primero y colectiva después), es … tuya!!. Y es que en esta vida todos somos Maestros y Alumnos.
¿Cómo llevarlo a cabo de forma generalizada?
Aquí entra a jugar el efecto “contagio”, y es que al igual que hemos hablado de las emociones, las conductas no solo enseñan sino que también “modelan” a otros. Tené claro que en todo momento e interacción, “o contagias o te contagian”. Si te contagian, pensamientos, actitudes, conocimientos y comportamientos positivos, está muy bueno!, pero si no… sabé que siempre tenés el poder y la oportunidad de contagiar con tu respuesta, con tu actitud, con tus palabras y decisiones.
Así que si vos decidís ser protagonista y no víctima de las circunstancias, empezá por tu entorno más cercano, tu familia, tus amigos, tu entorno académico o laboral. Ahí tenés la oportunidad de impactar positivamente sobre tus seres más queridos y aquell@s con quienes pasás más tiempo en tu día a día… que es lo que hace tu Vida.
Si conseguís ser una buena influencia al menos para 10 personas, imaginá si les invitás a que ell@s hagan lo mismo. A que cambien sus conversaciones derrotistas y de queja, por creencias y acciones más constructivas y responsables, y que empiecen a ver sus efectos en el corto plazo. Obviamente sabemos que esto requiere un esfuerzo consciente, porque hay que pasar del piloto automático, y de estar escuchando lo que te dicen los “enfermadores sociales” en la tele, la radio o en las redes sociales, a prender otras “sintonías”, escuchar otras narrativas e historias, poner el foco en lo que está bien y en lo que se puede mejorar, en leer y formarse para crecer intelectual y espiritualmente, y en cultivar relaciones y emociones más saludables y sanadoras.
Eso, hay que hacerlo convencid@, porque insistimos… no es fácil, pero es fundamental!
A partir de ahí, hay que fomentar el efecto multiplicación, con tus contactos, en tus redes, y dejar que el “algoritmo social” empiece a hacer su magia y seamos cada vez más los que elegimos ser personas y ciudadanos responsables, comprometidos, proactivos, que nos enfocamos siempre en las soluciones, no en los problemas. Y si todo esto lo aderezamos con alegría y amor, seguro nos acercamos a un estado interior bastante cercano a la paz y la felicidad, promoviendo un verdadero bien-estar.
Y si aquí se suman personalidades reconocidas, no por moda sino por convicción, el efecto propagación está asegurado, si empezamos a mostrar y hacer públicos cada vez más modelos inspiradores de much@s héroes y heroínas anonim@s que todos los días están siendo un ejemplo con lo que hacen y cómo lo hacen (para beneficio de otr@s).
¿Y el destino?
El destino debe ser tu mejor yo del futuro, el mejor “nosotros” del futuro. Un trabajo constante y permanente de crecimiento, aprendizaje, mejora y evolución, eligiendo a conciencia las metas y los caminos a recorrer, sabiendo que cuando un@ llega a uno de los objetivos marcados, lo puede disfrutar un rato, pero el camino continúa… siempre. Siempre que tengamos un sentido y un motivo para seguir caminando. Y esa motivación (el motivo que nos pone en acción, que nos “mueve”) nos va a traccionar y a dar las fuerzas para seguir siempre adelante.
Las personas y los proyectos con ilusión… duran más!! O si lo querés ver al revés, cuando no tenés ilusión, ¿qué pasa con tus ganas?, ¿qué hacés con tu vida?.
Así que la actitud, la fe y la esperanza son combustibles esenciales para este trayecto.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Caminante no hay camino. Se hace camino al andar.
Antonio Machado
Argentina. Lo pasado, pasado está. El presente es el que tenemos, probablemente no el que queremos. El futuro se crea hoy, caminando, trabajando, capacitándonos, uniéndonos y apoyándonos, para hacer más y mejor Argentina al andar.
El destino hay que describirlo, escribirlo, diseñarlo y construirlo. El destino es un norte que nos guíe y nos inspire, es una mirada de lo que queremos ser, lograr y cómo queremos que nos vean y reconozcan. Ése es un proyecto conjunto, compartido e ilusionante. Un camino para el desarrollo humano y social, real y sostenible.
"No hay viento favorable para el que no sabe dónde va"
Séneca
¿Y qué es exactamente esto del coaching social?
Rafael Echevarría, uno de los padres fundadores del “coaching ontológico” nos describía a las empresas (organizaciones humanas) como una red de relaciones, red de conversaciones y red de compromisos.
Obviamente esas reden pueden ser tejidas por relaciones constructivas, afectuosas, o todo lo contrario. Lo mismo sucede con las conversaciones que mantenemos, pueden ser productivas o improductivas, de ánimo y motivación o “tirando para abajo”, enfocadas enfocadas en las soluciones o en los problemas, promoviendo a nivel cultural-organizacional el protagonismo y la responsabilidad, o el victimismo y la queja. Y qué decir del compromiso… si tod@s y cada un@ se comprometen con hacer bien su trabajo, con cumplir los procesos y procedimientos establecidos, con ayudar y colaborar con l@s compañer@s, y con lograr la máxima satisfacción del cliente en todo momento… Eso es realmente compromiso con la empresa… y la sociedad!!
Y ¿no es la sociedad en última instancia una organización de personas también? ¿será que no estamos muy bien organizados? ¿no conocemos nuestro cometido?
Bueno, pues el Coaching Social sería la puesta en acción del coaching en la sociedad. Una metodología de intervención orientada al desarrollo de la autonomía, consciencia y responsabilidad del individuo en el proceso de construcción de una vida plena… en sociedad (ya hablaremos del contrato social a “firmar” por todos los “socios”).
El objetivo que promueve esta metodología es que las personas profundicen en su autoconocimiento y consciencia, conectando con sus anhelos y valores.
Muchas veces son las creencias las que nos separan, y son los valores los que nos unen.
A partir de ese ejercicio de autoconocimiento y establecimiento de valores/guía, debemos trabajar en descubrir y potenciar los talentos, recursos y fortalezas que ya tenemos, y establecer un plan para trabajar las debilidades existentes, o complementarlas con el apoyo de otr@s.
Una vez que hemos mirado primero para “dentro”, nos toca mirar para “fuera”, detectando las oportunidades que tenemos para poder aprovecharlas y generar condiciones para que se hagan efectivas. Y por otra parte, es importante también mapear las posibles amenazas del entorno, para prevenir y minimizar sus impactos.
Esta lógica y metodología de desarrollo individual y organizacional, también se puede llevar al plano colectivo/social.
Por supuesto implica dar pasos en forma constante, coherente y consistente para avanzar en la dirección deseada (debe estar claramente fijada), y fomentar un ambiente de crecimiento personal, empoderamiento y compromiso con el proyecto y la comunidad (de la que somos parte).
Y si lo proyectamos a nivel social, por supuesto debemos sumar e integrar al más amplio rango generacional, socio-cultural y socio-económico posible. Porque el proceso de autoconocimiento, de desarrollo de la inteligencia emocional, de incoporrar competencias para la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, se debería realizar desde edades tempranas, tanto en la escuela como en la casa.
También requiere que respetemos e integremos a nuestros mayores como mentores y participantes activos a quienes poder escuchar desde su perspectiva de lo aprendido. Es volver a acudir a los “sabios de la tribu”, como buena tradición, y como ejemplo de la convivencia intergeneracional, no separarnos ni apartarnos, sino compartir y co-construir juntos pasado, presente y futuro de la historia de la comunidad.
Otro de los elementos necesarios para hacerlo “articulable” es comenzar con proyectos “chicos” a nivel local, desde la realidad y posibilidad existente de cada terriorio, para después buscar su escalabilidad o replicabilidad a nivel provincial y/o nacional, demostrando con ejemplos y proyectos reales cómo se avanza.
Para ello será fundamental diseñar un Programa de desarrollo de líderes como se ha hecho en otros países, para “hacernos cargo” desde cada un@, y no esperar a ningún líder “salvador” que resuelva las cosas, sino fomentar el liderazgo y la responsabilidad individual y comunitaria para salir adelante y progresar.
Esto por supuesto implica cuidar nuestro “medioambiente”, y no solo me refiero al del entorno natural/ecológico, sino también el relacional, emocional y cultural, generando los contextos apropiados y los espacios para el debate sosegado y productivo.
Y esto es necesario también propagarlo en los entornos académicos, intelectuales, artístico, laborales, empresariales, comunitarios e institucionales.
En resumen, “desde la teoría” integrar principios de coaching social impactaría positivamente preparando ciudadanos y profesionales empoderados, responsables, con mentalidad y comportamientos de liderazgo, y realmente comprometidos con un desarrollo humano, social y económico verdaderamente sostenible. Pero como ya sabemos “del dicho al hecho, hay un trecho”, así que el desafío está en articular acciones y voluntades para llevarlo a la práctica, donde habrá que ir midiendo avances, corrigiendo, aprendiendo, rediseñando y ejecutando nuevamente como en todo proceso exitoso de desarrollo y mejora continua.
Reflexiones finales
Para redondear este concepto, les comparto a continuación los principios (los finales hay que construirlos ;) ) que publica una Asociación de Coaching Social en otro país:
1. Compromiso con el desarrollo del bienestar de las personas
2. El respeto a los otros como personas plenas
3. Apertura a la diversidad y al entendimiento intercultural
4. Transformación y facilitación de las relaciones interpersonales
5. Responsabilidad en la calidad del trabajo desarrollado
6. Considerar a la persona como protagonista de su vida, no como el espectador pasivo de la misma
7. Fomento de la responsabilidad como posicionamiento para que la persona tome las riendas de su vida
Como verás, en ellos podemos encontrar varios de los puntos de referencia planteados, y pueden servir como base y ayuda para “tejer” los primeros acuerdos.
Tal y como nos plantea un gran divulgador y activista por la transformación social y educativa de nuestro tiempo, como es Borja Vilaseca, se trata de “empoderarnos como ciudadanos y adoptar una determinada actitud para poder sobrevivir, adaptarnos y prosperar”. Para tal fin, nos invita en su obra y propuestas a vencer los miedos actuales y superar las limitaciones (mentales y emocionales) que nos impiden tomar las riendas de nuestra vida, y salir de la zona de “confort” (en insatisfacción) actual.
Por ello es fundamental que sepamos definir objetiva y subjetivamente dónde estamos y cómo estamos, individual y colectivamente. Y una vez que tengamos este diagnóstico completo e integrativo (con las diferentes visiones y versiones que también suman al propósito y a la “fotografía” de la realidad), a partir de aquí comienza el diseño, la definición, el planeamiento y la construcción de ése estado futuro aspiracional (propio y colectivo) que sea también un proyecto conjunto, compartido e ilusionante para que tod@s rememos en esa misma dirección.
Sabemos que hay formas diferentes de ver la realidad, y estas nos deben servir, y no limitar, para decidir el camino a seguir. Sabemos también que no hay nadie más inteligente que todos nosotros juntos, si realmente estamos unidos por un mismo propósito. Hay que abrir nuevas conversaciones y establecer nuevas agendas para ello.
Yo quiero (realmente) que a la Argentina le vaya muy bien. Yo creo (sinceramente) que a la Argentina le puede ir muy, muy bien. Yo sé (y estoy convencido) que Argentina puede lograrlo, y para ello necesita que por lo menos el 80% de sus ciudadanos remen en esa dirección y que ése “movimiento” genere la atracción para que muchas más personas formadas y con ganas de progresar y aportar, se quieran sumar al proyecto de trabajo y de vida que les ofrece un país tan rico y hermoso como Argentina.
Hay mucho para hacer, por hacer y por mejorar.
Dra. Margaret Mead : Todavía, más que nunca, estoy convencida de que un pequeño grupo de personas comprometidas y solidarias, puede cambiar el mundo.
Gracias y hasta pronto
I.C.